En SaóPrat entendemos la salud mental como un derecho humano y una condición necesaria para el desarrollo personal y común, por este motivo, queremos celebrar el Día Mundial de la Salud Mental y recordar la importancia de apoyar y prestar atención a las personas que lo requieren.
La salud mental según la OMS
La OMS define la salud como: «Un estado de completo bienestar físico, psíquico (mental) y social, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades» y añade, «la capacidad de las personas para hacer frente a desafíos y cambios».
La salud mental está ligada al bienestar mental, que permite desarrollar nuestras actividades con normalidad (estudiar, trabajar, tomar decisiones, establecer relaciones…).
Los y las adolescentes son el colectivo más vulnerable para desarrollar problemas de salud mental, puesto que se encuentran en una fase de crecimiento y desarrollo personal.
Según la OMS, uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años tiene algún trastorno mental, lo que supone el 14% de los jóvenes.
Factores que afectan a la salud mental
Estos problemas aparecen a raíz de factores psicológicos y biológicos, la presión social, la exploración de su identidad, el entorno familiar, la forma de crianza, el acoso escolar y los factores sociales, económicos y geopolíticos desfavorables.
Estos adolescentes tienden a sufrir exclusión social, discriminación, problemas de estigmatización, problemas de salud física, dificultades en la formación educativa y menos derechos.
Trastornos más frecuentes entre adolescentes y jóvenes
Según la OMS, los trastornos más frecuentes de los y las jóvenes entre 15 a 19 años son principalmente la ansiedad con un 4,6%, y la depresión con un 2,8% de prevalencia. Mientras que entre los adolescentes de 10 a 14, el 3,1% experimentan dificultades para prestar atención a causa del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Salud mental dentro del ámbito de estudios
En el estudio «Epidemiología de los trastornos mentales en niños y adolescentes», K. Ries (2009) declaró que 25% de los jóvenes de todo el mundo presentan algún trastorno mental. En muchos casos pasan desapercibidos, por eso es importante tener una comunicación constante, abierta y honesta, para detectarlo a tiempo de prevenirlo.
Esta prevención comienza en la familia y en el centro educativo, pero en nuestro país sigue siendo una asignatura pendiente. Muchos institutos se encuentran desbordados por las situaciones de acompañamiento al alumnado que presenta dificultades, y en las familias existe una falta de información o de negación de la situación, que dificulta buscar el apoyo adecuado.

Consecuencias de los problemas de salud mental en las aulas
Una de las consecuencias de los problemas de salud mental en las aulas es que a los adolescentes y jóvenes les cuesta más sostener sus estudios y que a veces se traduce en conductas que dificultan el ritmo dentro de los centros educativos, derivando en fracaso escolar y el abandono prematuro de los estudios.
Desde hace 10 años llevamos a cabo el proyecto Bassa, un proyecto de SaóPrat, desde el que acompañamos y orientamos en grupos reducidos de chicos y chicas en la realización de las tareas escolares, promovemos hábitos de estudio y la adquisición de autonomía personal con el objetivo de que superen con éxito sus estudios y quieran seguir formándose.
Desde el proyecto Bassa nos hemos encontrado más que nunca en los que muchos y muchas adolescentes y jóvenes llegan al espacio afectados por las consecuencias de los problemas relacionados con la salud mental.
Cambio en las necesidades de los y las jóvenes
A raíz de la pandemia y de la creciente presión social en la que vivimos, los y las jóvenes presentan malestar en su día a día, baja tolerancia a la frustración, no saben identificar ni gestionar sus emociones y dónde acudir para pedir apoyo.
Tienen ansiedad, adición a las pantallas, afectación de su autoestima, inseguridad, trastorno en la conducta alimenticia (TCA) y en algunos casos, consumo. Pero sólo la mitad de ellos han sido diagnosticados y reciben atención especializada.

Todas estas cuestiones afectan a su rendimiento escolar provocando una desafección hacia los estudios, se reduce el esfuerzo hacia la realización de las tareas académicas y a veces se agrava el absentismo.
Para dar respuesta a estos alumnos se intensifica el trabajo y el acompañamiento académico durante las sesiones grupales, de manera que los alumnos y alumnas pueden ganar autonomía en las tareas y seguridad para realizarlas. Dentro de este espacio se generan momentos para hablar de todo lo que les ocurre y que necesitan expresar.
A veces el mismo espacio grupal propicia que los jóvenes hagan una catarsis y entre ellos y ellas mismas acaben encontrando soluciones conjuntas a cuestiones que les angustian.
Las tutorías individualizadas permiten realizar un seguimiento mucho más esmerado y detallado de las situaciones. Se ofrece un espacio de escucha y atención plena donde se pueden trazar estrategias conjuntas con el/la joven para acompañarle en su proceso. En algunas ocasiones estas estrategias de acompañamiento incluso se materializan en la derivación o el acompañamiento a un servicio especializado en salud mental.
Afianzar el bienestar emocional de los y las jóvenes
La figura de la educadora referente y la vinculación que se establece es un punto clave en las sesiones de tutoría individual, es determinante para que los jóvenes se abran y puedan explicar con confianza lo que les pasa.
Nuestra actuación frente a la detección de posible sintomatología entre los participantes de Bassa, es siempre informar y trabajar con estrecha coordinación con los demás agentes del territorio referentes de cada caso, así como con otros servicios más específicos dedicados a la salud mental.

Desde Bassa les acompañamos para que crean y confíen en sí mismos. En SaóPrat, creemos en las personas, por eso es clave ofrecer un espacio de confianza y de construcción conjunta, donde a través de la vinculación con un adulto referente se sientan seguros de expresar sus sentimientos, dudas, miedos y proyecciones personales.
El proyecto de Bassa se desarrolla en colaboración con el Ajuntament del Prat de Llobregat, CaixaProInfància, otras entidades privadas y recursos propios.
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